La magnífica obra de teatro “El enterrador” (de Paterna), que cuenta la historia de una de esas personas desconocidas, Leoncio Badía Navarro, que sufrió la barbarie de los vencedores de la guerra y mantuvo la dignidad hasta los últimos días de su vida en medio del horro y la barabarie, que gracias a su forma de actuar hoy van a poder ser identificados muchos de los fusilados en Paterna durante casi dos décadas en tiempos de paz, y sus familiares van a poder enterrarlos dignamente, fue representada en el TAM el pasado 3 de octubre.
De todo ello ha quedado constancia en numerosos reportajes de prensa escrita y radio como el episodio V de la serie Vidas enterradas, emitido en el programa “A vivir que son dos días” de la Cadena SER, a partir de una investigación realizada por la periodista Conchi Cejudo.
“El enterrador” es una experiencia escénica que revive un episodio sobrecogedor de nuestra memoria histórica. Ha sido producida por Teatro de dos y Mediterránea.
En el espectáculo, un actor, Pepe Zapata, prepara un monólogo que representará ante los espectadores en unos días. Lo ha escrito él mismo a partir de lo que su familia le contó durante años sobre su abuelo, Leoncio, y sus amigos, quienes sufrieron terribles episodios durante la posguerra. El personaje que interpreta debe enterrar, como todos los días, a los fusilados que le llevan al cementerio. Enterrar... ¿o desenterrar?
Como opción artística y con la voluntad de aportar a la propuesta un tratamiento plenamente respetuoso, no se nombran ni lugares ni personas reales.
“El enterrador” ha recibido el Premio al espectáculo más innovador en el Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid 2023.
Tras la obra, hubo un debate. Se subieron al borde del escenario Luis Pérez Lara, Ramón Sánchez Arrieta y Carmen Carreras Béjar, los tres miembros de la Junta Directiva de la Asociación.
Mientras Pepe Zapata se relajaba con una rápida ducha, Carmen dirigió al público asistente las siguientes palabras:
Difícil es hablar tras una obra como esta.
Gracias Pepe por la difusión de acontecimientos tan duros como los vividos por Leoncio Badía. En momentos tan difíciles, llenos de horror y barbarie, hay muestras de humanidad y sobre todo de dignidad, que te hacen confiar en la especie humana. Conocerlos nos debería ayudar a no volver a repetirlos, aunque según está el mundo, lo dudo mucho.
Curiosamente, en junio de este año, presentamos el libro: “Lecciones robadas” de Luis Vivas Ramos, profesor de Geografía e Historia de Enseñanza Secundaria. En el capítulo 6, “Nuestras fosas, el doble silencio”, se describe el drama de las familias de los fusilados, a los que se negó un entierro digno y se les condenó al silencio, al olvido. A las familias se les obligó a callar. Pero muchos de ellos siguen buscando sus restos y quieren limpiar su memoria.
A miles de españoles se les sometió a un procedimiento militar, a un juicio sumarísimo de urgencia, sin garantías legales ni procesales; fueron acusados del delito de rebelión, con el resultado de largas condenas de cárcel y penas de muerte.
Los datos son espeluznantes, alrededor de 2.500 fosas en todo el territorio español, que guardan en su interior los restos de más de 130.000 víctimas. El dolor que soportan las familias de cualquier víctima es una losa.
La fosa de Paterna recoge a 2.238 ejecutados en un muro de 100 m de longitud y 10 m de alto, conocido como el “paredón de España”. Y como hemos visto contiene los restos de los fusilados por el tribunal militar de Valencia desde el 3 de abril de 1939 hasta noviembre de 1956, 17 años de fusilamientos.
Fueron fusilados como delincuentes. Por ello hay que, además de exhumar sus restos, eliminar todas las sentencias y condenas que se dictaron con argumentos políticos, ideológicos o religiosos. Hay que reparar su memoria y su imagen porque lo que hicieron fue defender la democracia y la libertad.
Se cierra el capítulo con una reflexión que compartimos, es imprescindible que estos relatos lleguen a las aulas, para que los estudiantes conozcan nuestra historia reciente, no de forma sesgada y tergiversada. Las guerras de nuestros antepasados son también nuestras guerras.
Al final del capítulo hay un código QR que incluye la entrevista con Maruja Badía, la hija de Leoncio. Merece la pena escucharla.
Sobre esta fosa hay un magnífico comic de Paco Roca y Rodrigo Terrasa: “El abismo del olvido”, otra forma de relatar el impactante caso de la fosa de Paterna. Os aconsejo que lo leáis.
A continuación pronunció unas palabras Luis Pérez Lara, y finalizó Ramón Sánchez Arrieta, planteando el falso relato de la “equidistancia de los dos bandos” con la coletilla “todos cometieron excesos, crímenes…”. Explicó que en los primeros momentos de desconcierto, que duró desde el golpe militar hasta finales de 1936, el gobierno republicano no pudo parar dichos actos, pues no sabía con qué parte del ejército, de la policía y de la guardia civil contaba, pero en cuanto controló la situación nombró jueces y dotó de medios para que las personas que habían sido víctimas de estos excesos fueran devueltas a sus familias para que los enterraran dignamente. Sin embargo, los ganadores de la guerra, incrementaron el número de asesinados en tiempos de paz y aún hoy no es fácil recuperar sus restos.
Cuando Pepe se incorporó al debate, los participantes, a pesar de la dureza de la obra, disfrutaron de sus palabras y salieron esperanzados al escuchar que la obra se explica en sesiones especiales a estudiantes de secundaria.
Como siempre comentamos, la única posibilidad de construir un futuro común para todos es conocer lo que pasó, fundamentalmente los jóvenes, para que hechos tan deleznables no vuelvan a repetirse por el bien de toda la sociedad.
Nos explicó que también hacen sesiones especiales, fundamentalmente para familiares de las víctimas, en cementerios, donde desentierran objetos que permiten su identificación.
Ojalá podamos organizar en Sanse una jornada para estudiantes de secundaria en el TAM. Lo intentaremos.
Para aquellas personas que no hayan podido ver la obra y tengan interés en hacerlo, los días 5, 6, 7 y 8 de diciembre estará en la Sala Mirador de Madrid (c/ Doctor Fourquet, nº 31, metros Lavapies o Embajadores, Teléfono: 915 28 95 04).