El golpe militar del 18 de julio de 1936 tuvo rápidos desencadenantes en la localidad. El primero de ellos fue el posicionamiento de las fuerzas políticas y sindicales locales ante este trágico y súbito acontecimiento. Dichas fuerzas ya no podían contemplarse como de izquierdas, de centro y de derechas como pasaba desde 1931. El golpe militar forzó un cambio drástico de la situación que determinó tanto los posicionamientos como las lealtades políticas. Los defensores de la República tuvieron que actuar de inmediato para demostrar su lealtad en favor del gobierno republicano, mientras que otros muchos se dedicaron a sus actividades cotidianas sin entrometerse en nada público. Los vecinos más señalados como conservadores no mostraron ninguna preferencia y esperaron el desenlace de la situación, sobre todo cuando las fuerzas militares y civiles a favor de los insurgentes perdieron toda esperanza de controlar la ciudad de Madrid una vez caído el cuartel de la Montaña.

Entre los vecinos que defendían la República (recordemos que, según las últimas elecciones de febrero, no eran mayoritarios los partidarios del Frente Popular en San Sebastián de los Reyes), surgió una cuestión muy importante: ¿Quiénes habían tomado el poder local en estas circunstancias de excepción?
Los que procuraron poner orden ante tal contexto fueron los miembros de la comisión gestora que estaba gobernando la localidad desde hacía unos pocos meses. Pero no fueron los únicos. Los partidos y sindicatos locales que defendieron la causa republicana estuvieron comprometidos en esta tarea. Por un lado, estaba el partido Unión Republicana (UR) con el teniente de alcalde a la cabeza, Miguel del Campo Portillo, fuerza política moderada y minoritaria, representada en dicha comisión gestora. La segunda fuerza política eran las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), creadas desde hacía poco tiempo, donde se juntó la juventud local más comprometida con los valores republicanos. Eran una fuerza importante en defensa de la República, pero sin representación oficial en la comisión gestora municipal, dominada por miembros de la UGT local.

Cada fuerza política y sindical intentó convertirse en el sustento del poder republicano en el pueblo, pero no consiguieron crear una forma adecuada para dirigir y controlar el orden local. A diferencia de muchas localidades de su entorno, San Sebastián de los Reyes no llegó a formar el comité del Frente Popular, solución política inmediata para evitar confusiones, centralizando el poder con la representación de todas las fuerzas afines a la República en el mismo. En su defecto, parece que existió, según Daniel Perdiguero Baena, un comité revolucionario que actuó al margen de la comisión gestora, donde estaban presentes miembros de las JSU y el presidente de la UGT, Facundo Navacerrada Perdiguero, que no formaba parte de la comisión gestora: “Abandoné el cargo de secretario de la UGT el 18 de julio de 1936 por haberse hecho cargo del comité revolucionario que funcionaba en el pueblo los individuos a que antes se refiere: Pedro Pérez Navacerrada, Leoncio Pereira Rivero, Facundo Navacerrada Perdiguero y Mauricio Esteban Jusdado” (ver Cuadro nº 10). Así pues, sin comité del Frente Popular, a partir del 18 de julio se concentraron dos poderes, la comisión gestora municipal, controlada por UGT, y un comité revolucionario, dominado por las JSU.

Cuadro nº 10

Miembros del comité revolucionario surgido a partir del 18 de julio de 1936

Nombre y apellidos Representación
Facundo Navacerrada Perdiguero UGT
Leoncio Pereira Rivero UGT / JSU
Pedro Pérez Navacerrada UGT / JSU
Mauricio Esteban Jusdado UGT / JSU

Fuente: AHD. Consejo de guerra contra Daniel Perdiguero Baena.

Dicha comisión gestora municipal se mantuvo más o menos en activo en los primeros días después del golpe militar, pero la parquedad de sus actas demostraba que la situación local no estaba dominada por la misma. Una de las decisiones más importantes fue la de suspender las fiestas patronales previstas debido al desarrollo de los acontecimientos generales. En agosto se celebraron 4 sesiones (los días 3, 8, 15 y 22) con decisiones poco relevantes, como la declaración general de principios: “Se requiere al vecindario para que con los medios que estén a su alcance socorra a las tropas que luchan en los frentes para la defensa del régimen republicano”. Sin embargo, se desarrollaron acontecimientos que determinaron, y mucho, el contexto local. ¿Quiénes fueron los que los dirigieron? Ningún acta municipal lo deja entrever, por lo que debemos entender que las decisiones importantes que se tomaron por esas fechas se realizaron en otros lugares, fuera del control exclusivo de la comisión gestora municipal.

Debido a su propia iniciativa, o previamente convenida, la UGT y las JSU, por separado o conjuntadas, tomaron decisiones importantes. Una de ellas fue la de crear un hospital, casi improvisado, en la misma casa del médico. No debía de tener grandes dimensiones ni tampoco parece que duró mucho tiempo. Pero la verdad es que estuvo funcionando desde los primeros días del golpe militar, tal vez auxiliando a otros servicios hospitalarios del entorno. Una de sus enfermeras voluntarias fue la vecina Eulogia Hernán Rodríguez, quien dijo: “Que del 26 de julio al 10 de agosto de 1936 estuvo en el pueblo en casa del médico donde había unas cuantas camas a disposición de algún enfermo o herido, haciendo de enfermera, cuya casa estaba inmediata a la carretera de Madrid”.

Otra decisión importante fue la de controlar el uso de las armas. Para ello se fueron registrando las viviendas de los vecinos considerados conservadores con el fin de recuperar y controlar las armas que tan necesarias eran para los obreros reconvertidos en milicianos.