Nació en 1909 en Valleruela de Pedraza (Segovia), era hijo de Rufino y Eusebia. En 1939 era vecino de San Sebastián de los Reyes, estaba soltero, trabajaba como campesino y estaba afiliado a UGT.
Fue un destacado miembro de la política local, ya que fue un directivo de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) de esta localidad y miembro fundador del Partido Comunista (PCE). El 1 de octubre de 1936 se incorporó al ejército republicano, llegando al cargo de teniente, prestando servicio en la 26ª Brigada, 102º y 103º Batallones.
Finalizada la guerra fue detenido en Buitrago de Lozoya (Madrid).
Está encausado en el Sumario 29292, Caja 2326/12, del Archivo General e Histórico de Defensa.
Se le acusa de ser jefe de milicias y teniente del Ejército Rojo, de ser un directivo en los diferentes comités que se crearon en el pueblo, de haber participado en los arrestos domiciliarios de personas de derechas de la localidad, de haber desalojado la casa de un vecino del pueblo para instalar en ella a las JSU y de haber firmado la carta de Paredes de Buitrago que costó la vida del carnicero del pueblo y que fue la responsable de la mayoría de los fusilamientos de sus firmantes. Esta famosa carta puede verse en “Carta desde el frente de guerra”.
El 4 de mayo de 1939 ingresó en el penal de Ocaña (Toledo). Posteriormente fue trasladado a Colmenar Viejo (Madrid) donde en Consejo de Guerra celebrado el 13 de julio de 1940 fue condenado a muerte, siendo fusilado en Madrid el 23 de agosto del mismo año.
Información complementaria:
El nombre de Mauro Berzal Álvarez está, junto con el de los 25 fusilados en Colmenar Viejo (entre los que se encuentra su padre), el de los 7 fusilados en el cementerio del Este de Madrid y el de los más de 100 vecinos y vecinas de San Sebastián de los Reyes que sufrieron consejos de guerra sumarísimos, en el mural que se instaló en el Centro Municipal de Formación Ocupacional “Marcelino Camacho” el 14 de abril de 2018.
Esperamos que pronto pueda leerse su nombre en el memorial a las casi 3.000 víctimas fusiladas en las tapias del cementerio del Este de Madrid, que el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha ordenado destruir.